Argentina lanzaría su nueva soja transgénica tolerante a sequía en 2019

En el reciente congreso de Aapresid, la empresa Bioceres estuvo registrando a productores que quieran ser bioinnovadores y comenzar a cultivar a pequeña escala la nueva variedad de soja transgénica tolerante a sequía desarrollada en Argentina, y que puede reducir el impacto de los desafíos climáticos. Según un estudio del CONICET, en la última temporada se hubiese evitado la pérdida de 4 a 5 millones de toneladas del cultivo por sequía utilizando este nuevo desarrollo biotecnológico.

La campaña 2019/2020 podría ser la que marque el debut comercial de la soja resistente a sequía, desarrollada por Indear SA, una firma del Grupo Bioceres, y que fue aprobada por el Gobierno de Argentina en 2015.

Así lo admitió a Agrovoz el CEO de Bioceres, Federico Trucco, quien manifestó: “El problema es que aún no tenemos escala, pero el año que viene ya tendríamos semillas para lanzar entre 10 mil y 20 mil hectáreas”.

De todos modos, por el momento las condiciones de mercado no invitan a masificar este desarrollo: es imprescindible que China le dé su aval, para poder avanzar en una multiplicación más grande.

Bioinnovadores

Mientras tanto, en esta campaña Bioceres quiere iniciar las primeras pruebas con productores “privados”; hasta el momento, todos los testeos han sido en ensayos propios.

A tal fin, abrió en Aapresid un registro de “bioinnovadores” en el que pueden anotarse todos aquellos agricultores que quieran probar en sus establecimientos este material.

“En nuestro stand, vamos a tomar el interés de los productores y armar un listado de los que se animen a sembrar estas variedades”, expresó Trucco.

No obstante, aclaró que será una cantidad limitada de semillas la que podrá testearse. “Es una suerte de pre-lanzamiento para el mercado local”, indicó el ejecutivo.

Para Trucco, es muy importante poder seguir avanzando con este desarrollo, teniendo en cuenta lo que sucedió con la fuerte sequía de la última campaña.

“Un estudio del Conicet determinó que, si se hubiera utilizado esta tecnología de soja tolerante a sequía en la totalidad de las hectáreas sembradas, la producción hubiera sido entre cuatro o cinco millones de toneladas superior; es decir, se hubieran achicado las pérdidas. Esto nos muestra la importancia de seguir invirtiendo en tecnología”, completó.

A su vez, Ignacio Crippa, líder de producto de Indear -la empresa de investigación y desarrollo del grupo Bioceres-, fue el encargado de mostrar los resultados que viene dando el gen que aporta tolerancia a sequía y salinidad en los cultivos de soja y trigo en su fase de ensayos, una tecnología que llega para aportar estabilidad a los rindes.

En síntesis, a partir de 37 ensayos realizados en la Argentina (contando los realizados en EE.UU. suman 50 ensayos) se encontró que el gen HB4 genera mejores rindes en condiciones de estrés hídricoy que en condiciones óptimas no tiene penalidad. “En soja, los ensayos demuestran que mejora los resultados en un 13 por ciento en promedio en condiciones de estrés, pudiendo alcanzar hasta un 30 por ciento en condiciones de sequía severa. En trigo, los resultados son un 25,2 por ciento más de rendimiento en condiciones limitantes y un 1,4 más en lotes con napa”, aseguró Crippa.

La tecnología, que se desarrolló por primera vez en el cultivo de girasol a partir de un descubrimiento realizado por profesionales de la Universidad Nacional del Litoral y el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) liderados por la Dra. Raquel Chan, genera en las plantas un aumento de la fotosíntesis y una disminución en la senescencia.

Según Crippa, “teniendo en cuenta los rindes promedio de trigo de la Argentina, HB4 puede ser considerado un gen no solo de resistencia a sequía sino de rinde”.

Estimación
 “En los últimos cinco años, la producción promedio de Argentina en soja es de 55 millones de toneladas. En la última campaña se perdieron 16 millones por la sequía, de las cuales con el evento se podría haber recuperado 4,5 millones de toneladas (un 26%). En trigo, con el evento se podría haber recuperado más de 2 millones de toneladas”, dijo el técnico, y añadió que en términos económicos el impacto del gen podría haber llegado a los casi 2000 millones de dólares entre ambos cultivos.

El evento, según indicó, está aprobado por la Comisión Nacional Asesora de Biotecnología Agropecuaria (Conabia) y el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) pero está a la espera de la aprobación por parte de la Secretaría de Mercados y de la desregulación por parte de China, Brasil y otros países que serían potenciales destinos de la producción.

“Al salir al mercado, el evento vendría en un germoplasma de élite acompañada con biológicos y un soporte de agricultura digital (monitoreo de cultivos, meteorología, etc…). Es muy importante probar nuevas tecnologías en su conjunto y ver su interacción. Además, otros semilleros ya lo están introduciendo en sus materiales”, dijo Crippa, y a modo de conclusión lanzó: “La idea a futuro es poder llevar el gen a alfalfa, maíz y todos los cultivos. La Argentina es pionero en el campo, y si sumamos la biotecnología el potencial es enorme”.

Fuente: Agrovoz-ChileBio

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