- Publicado: 22 de noviembre de 2018
- Categoría: Noticias INBIO
En un año con fuerte presión de roya dada por las condiciones de precipitaciones importantes y altas temperaturas, el productor busca nuevas alternativas para mitigar la aparición de los hongos que favorecen la emergencia de esta temible enfermedad en los cultivos de soja.
Ofreciendo una alternativa para los agricultores, el agrónomo Aníbal Morel, miembro del equipo de investigación del Instituto de Biotecnología Agrícola (Inbio), disertó sobre el tema “Adopción de la resistencia genética en el manejo de la roya de soja en Paraguay”, dentro del marco del Congreso Internacional de la Resistencia de la Roya de la Soja, desarrollado entre el 14 y 15 de noviembre en Ciudad del Este, Alto Paraná, Paraguay.
Allí comentó que este trabajo es de larga data, con diferentes instituciones públicas, privadas e inclusive organismos internacionales que fueron sumando sus esfuerzos para dejar una base genética que hoy puede ser aprovechada en el Programa de Investigación de Soja, ejecutado por el Inbio y el Instituto Paraguayo de Tecnología Agraria (IPTA) que, en conjunto, lanzaron varios materiales con la resistencia genética a la roya, utilizando el gen Rpp4.
Mediante el trabajo de cruzamiento se lanzaron hasta el 2018 las variedades Sojapar R19, Sojapar R24 y Sojapar R34, que difieren en ciclo, pero mantienen la característica principal de la resistencia a la roya.
Morel comentó que las nuevas líneas de investigación que se están desarrollando apuntan a lanzar materiales con más de un gen de resistencia en el futuro, tratando de brindar mayor protección a la planta de posibles mutaciones de las razas de roya existentes.
Agregó que el objetivo es sumar tres genes más al Rpp4, de tal forma a que el productor pueda tener una herramienta útil para estas condiciones extremas en donde no se puede aplicar fungicidas por falta de piso, en donde la resistencia genética ayuda a retrasar la primera aplicación y, en consecuencia, ahorrar por lo menos un par de aplicaciones durante todo el ciclo.
Finalmente, dijo que en pruebas de campo la resistencia genética de las variedades Sojapar tuvieron entre una a dos aplicaciones durante un periodo de fuerte presión, mientras que otras variedades de la concurrencia llegaron a cinco aplicaciones; es decir, el ahorro fue significante.
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