Monitoreo Agrometeorológico – 24 de febrero de 2025

De acuerdo a lo observado, las condiciones de disponibilidad de agua en las unidades de suelos de los Departamentos monitoreados, presentan estados que se encuentran en “Reserva Adecuada (50-70%) y Excesos Hídricos”. A la fecha de análisis todos los suelos cuentan con reservas de humedad en relación a las necesidades hídricas del cultivo. Estas condiciones estarían asociadas al régimen pluviométrico, las características físicas de los suelos y la evapotranspiración.

De acuerdo a lo observado, las condiciones de disponibilidad de agua en las unidades de suelos de los Departamentos monitoreados, presentan estados que se encuentran entre “Sequia (0-10%) y Reserva Optima (70-90%)”. A la fecha de análisis casi la totalidad de los suelos presentan estados deficitarios de humedad en relación a las necesidades hídricas del cultivo. Estas condiciones estarían asociadas al régimen pluviométrico, las características físicas de los suelos y la evapotranspiración.

Las estimaciones indican que es probable que las temperaturas máximas absolutas alcancen valores de entre 38 °C y 40 °C en diversas áreas del territorio nacional, mientras que en el resto del país se prevén temperaturas que oscilarán entre los 33 °C y 37 °C en zonas específicas.

Las elevadas temperaturas esperadas incrementarán la tasa de evapotranspiración, acelerando la pérdida de humedad del perfil del suelo. Este efecto será particularmente crítico en suelos de textura arenosa, los cuales presentan una baja capacidad de retención de humedad, haciéndolos mucho más propensos a estrés hídrico durante períodos de alta demanda evaporativa en los cultivos.

Según las predicciones, en los próximos días se espera una distribución irregular de las lluvias a nivel nacional, con precipitaciones de intensidad moderada concentradas en ciertas zonas, mientras que en la mayor parte del territorio nacional prevalecerían acumulados en niveles bajos.

Esta variabilidad en la distribución de las precipitaciones podría generar consecuencias adversas, particularmente en las zonas agrícolas más afectadas por la falta de lluvias, donde el estrés hídrico puede comprometer directamente en el desarrollo de los cultivos de entrezafra, los cuales atraviesan fases críticas de sus estadíos fenológicos y dependen de una adecuada provisión de agua para su desarrollo optimo.